Cuidar y limpiar el organismo debería de estar a la orden del día, pero con el ritmo de vida que llevamos, las prisas, la contaminación, estrés, el trabajo…a veces nos olvidamos de nosotros mismos y esto trae sus consecuencias.
Muchas veces, nuestro organismo se intoxica y nos sentimos más pesados, cansados, sin energía e incluso deprimidos, pero aun no somos conscientes del poder de la alimentación, mejor dicho, de la nutrición. Porque si realmente nutrimos nuestro cuerpo y le damos todo aquello que necesita, nos olvidaremos de las medicinas y de la gran parte de dolencias que sufrimos.
Al primero órgano que debemos de prestar atención es a nuestro hígado, pues es donde mayoritariamente se acumulan las toxinas, y de la misma forma es el que mejor asimila la limpieza natural. Si realizamos una buena rutina, seremos capaces de limpiar el organismo y desintoxicarlo de forma natural.
¿Cómo lo hacemos?
Para empezar, debemos de limitar nuestro consumo de grasas, el café, los lácteos, alimentos azucarados, el pan, los refrescos y por supuesto los procesados.
De la misma debemos añadir muchos alimentos de hoja verde, como las espinacas, lechugas variadas, el apio, la zanahoria, el pepino, la manzana verde o el limón. También deberíamos de añadir los batidos de frutas y verduras en las mañanas, combinando las verduras de color verde con por ejemplo los cítricos, las manzanas o los frutos rojos.
Muchas veces, nuestro organismo se intoxica y nos sentimos más pesados, cansados, sin energía e incluso deprimidos, pero aun no somos conscientes del poder de la alimentación, mejor dicho, de la nutrición. Porque si realmente nutrimos nuestro cuerpo y le damos todo aquello que necesita, nos olvidaremos de las medicinas y de la gran parte de dolencias que sufrimos.
Así pues, nuestra rutina podría ser; nada más levantarnos un vaso de agua, dejamos unos minutos y mientras preparamos nuestro batido mañanero, después del batido desayunamos y durante el día intentamos beber mucha agua y agua es agua, no valen los zumos procesados, tés, cafés, o cualquier otro líquido, que nos conocemos. Durante la comida y la cena nos aseguramos de que la mitad de nuestro plato es de hortalizas verdes. Mantenemos esta sencilla rutina durante mínimo dos semanas. Pasado ese tiempo debemos de ser conscientes y si nos apetece comernos una hamburguesa nos la comemos, pero debemos compensar por ejemplo con una cena cargada de nutrientes.
No se trata de imponerse dietas, se trata de saber qué necesita tu cuerpo, escucharlo, y darle lo que te pida. Nutrirlo y limpiarlo cuando sea necesario.
“¡Recuerda! Limpiar el organismo, cuidarlo y mimarlo, es la calve para sentirte y verte bien, por dentro y por fuera.”
Hasta la próxima, ¡besos verdosos!